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domingo, 15 de noviembre de 2015

Machismo, continuidad y repetición

El problema de la violencia de género no son esos 700.000 hombres que maltratan ni los 70 que matan, el problema de la violencia de género es el machismo que los alimenta a todos ellos y al resto de la sociedad. Un machismo que lleva a que el 3% de la población de la UE manifieste que la violencia de género está justificada en algunas ocasiones, y que un 1% afirme que lo está en todas las ocasiones (Eurobarómetro, 2010).La afirmación del machismo pasa por la negación de la realidad que él mismo crea, ésa es la forma de hacerse invisible en una sociedad que lo señala en cada uno de sus actos. Desde el piropo como halago y el maltrato como un tema de pareja, hasta el homicidio por celos o alcohol, todo forma parte de lo que el machismo presenta como verdad para así mantener su mentira. Da igual que sean 70 las mujeres asesinadas cada año y 700.000 las maltratadas, al final, para el machismo cada uno de esos casos es un accidente o una excusa, y todos juntos ninguno.
A partir de esas referencias creadas por la cultura, cada agresor desarrolla su estrategia de violencia de manera diferente, aunque todos persiguen lo mismo: controlar a las mujeres para que no se salgan del guión establecido, corregirlas cuando consideran que se han desviado de sus dictados, y castigarlas cuando la desviación alcanza cierta gravedad. La propia dinámica de la violencia muestra claramente que cada agresor reacciona ante el comportamiento y actitud de las mujeres, y frente a las circunstancias que envuelven los hechos.
Y cuando el machismo y los machistas ven que la sociedad está cambiando al incorporar y defender la Igualdad como derecho, al observar que las mujeres y el feminismo rompen con la injusticia de la desigualdad de la que nacen sus privilegios, y al comprobar que se incorporan con normalidad a los espacios y funciones que le habían sido negados, interpretan que esa nueva realidad es un ataque a sus posiciones y responden con su argumento habitual, que es la violencia.
Por eso no es casualidad que ante una norma como la Ley Integral, dirigida a abordar globalmente el problema de la violencia de género, el machismo respondae intente confundir con argumentos tramposos y falaces como el de las denuncias falsas (en verdad suponen el 0,01% según la Fiscalía General del Estado y el Consejo General del Poder Judicial), que todas las violencias son importantes, que las mujeres también maltratan, que es una ley dirigida contra los hombres, o que que en verdad lo que se busca es enriquecerse a través de esa violencia, como incluso llegan a escribir algunos columnistas con total impunidad. Nunca se han preocupado de las otras violencias, ni del maltrato que ejercen las mujeres, ni de las agresiones de los hombres por parte de otros hombres... nunca lo han hecho hasta que no se ha hablado de violencia de género, porque en realidad lo que les preocupa es perder un instrumento tan necesario para ellos a la hora de mantener el orden establecido, como es la violencia contra las mujeres. Tan necesario que, tal y como recoge la Macroencuesta de 2015, el 44% de las mujeres no denuncian por considerar que la violencia que sufren no es lo suficientemente grave, es decir, porque piensan que esa violencia es «normal» dentro de las relaciones de pareja. Y quien les dice que es normal no es el doble cromosoma X ni los estrógenos circulantes en sangre, sino la cultura machista que las paraliza.
Esa reacción del machismo no es abstracta e impersonal, sino que es la reacción coordinada de cada uno de los machistas. Y si es fácil entender que hay una respuesta individual ante los cambios sociales que hablan de Igualdad, también debe serlo entender que cada uno de los agresores que ya está ejerciendo la violencia, reaccione de forma particular ante las circunstancias que envuelven su relación y el contexto social del momento. De ahí las diferentes influencias que actúan en la construcción de sus conductas criminales.
Los homicidios por violencia de género son la consecuencia de una historia de violencia que los maltratadores van desarrollando en el tiempo, unas veces de forma acelerada, otras más lenta. Se trata de un proceso en el que van integrando elementos que refuerzan su decisión y aquellos otros que de alguna manera la cuestionan, y la evolución final dependerá de la mayor presencia de elementos a favor del homicidio o de factores críticos con la idea de matar. Se trata, pues, de un proceso dinámico que va consolidándose conforme avanza, dificultando y limitando las posibilidades de incidir sobre él.
Cuando se produce un homicidio por violencia de género el impacto social de la noticia es muy diferente. Y la valoración que hace el agresor que está pensando en matar a su mujer no es en términos de solidaridad o compasión con la víctima y su familia, sino que lo hace identificándose con el hombre que acaba de hacer aquello que él ya está pensando realizar. Ésa es una de las razones que hacen queun homicidio previo en violencia de género pueda actuar como refuerzo en la idea que manejan estos agresores, algo que se refleja en la acumulación de casos alrededor del homicidio cometido con anterioridad. El estudio realizado en 2011 por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género y la Universidad de Granada, demostró esa realidad al comprobar que al día siguiente de un homicidio se producía un aumento «no justificable por azar», lo cual sitúa la asociación en el conocimiento del caso anterior, puesto que se trata de sucesos aislados e inconexos.
Esta situación demuestra que son homicidios que nacen de la voluntad y de la decisión de matar del agresor, quien actúa por motivaciones internas y posicionándose ante los elementos del contexto. En ningún caso se puede interpretar esta influencia como un acto impulsivo e incontrolado surgido del simple conocimiento del homicidio previo, ni tampoco debe entenderse como un factor que incide en todos los homicidas. Se trata de un factor que influye «un poco en algunos casos», no en todos, pero como tal debe ser tenido en cuenta a la hora de valorar el riesgo y de adoptar medidas de protección. Y tampoco debe llevar a la errónea conclusión de que ante esta realidad no se debe informar, todo lo contrario. Lo que hay que hacer es informar, e informar mucho, pero mandando un mensaje crítico hacia los agresores (por ejemplo, en lugar de titular «una mujer muere a manos de...» hacerlo con «un hombre mata a...»), y a esos entornos posmachistas que buscan generar confusión y desviar la atención sobre el significado y la gravedad de la violencia de género.
Los machistas no son hombres extraños a la realidad social que ellos mismos crean a través del machismo. Son hombres muy integrados en ella, en su valores y en sus ideas, tanto que responden con la violencia que habitualmente utilizan ante lo que interpretan como ataques, partan estos de la sociedad a través de las iniciativas políticas o de las manifestaciones que los cuestionan y critican, o surjan de la conducta de las mujeres a quienes están pensando asesinar. Creer que los machistas contemplan la realidad como si miraran un paisaje o al mar es un error que se traduce en más riesgo para las mujeres que sufren la violencia.
Los machistas se refuerzan entre ellos a través de las palabras y las conductas, lo vemos a diario en la calle y en las redes sociales; y los machistas que están usando la violencia se refuerzan identificándose con la violencia que utilizan otros hombres violentos, de ahí que la violencia de género continúe y se repita.
 Manuel Lorente Acosta es director de la Unidad de Igualdad de la Universidad de Granada y ex Delegado del Gobierno para la Igualdad de Género.

2 comentarios:

  1. leí el articulo inicial y hice un comentario en respuesta, pero no pude publicarlo en El Mundo, así que me puse a buscar donde publicarlo para que el tiempo que tardé en escribirlo no haya sido en valde.

    Esto es lo que escribe alguien después de un completo lavado cerebral de ideología de género; además está claramente escrito para manipular, porque le da a la palabra machismo un significado tan amplio en el que cabe todo, con la esperanza de confundir y de contaminarlo todo con la carga valorativa de la peor parte; y también denota una mentalidad totalitaria y extremista. Voy a ir analizando y dando mi punto de vista de las cosas, pero advierto de una vez que se van a encontrar con algo políticamente incorrecto.

    Primero se queja de aquellos que ven el piropo como un halago; en mi opinión el asunto del piropo es simplemente irrelevante, a todo el mundo les dicen algunas veces cosas que puede que les molesten.

    Después habla de los que ven el maltrato en la pareja como un tema privado; yo lo veo así; lo que yo no comprendo es la gente que le quita el derecho a la gente de responsabilizarse de su propia vida como adultos que son; uno tiene que aceptar que a pesar de lo que uno piense, si una pareja ha decidido permanecer junta es porque está dispuesta a aceptar los costos que eso implica. Ahora, en el momento que alguno de ellos decide dar por terminada la relación y se separa, la pareja desaparece y por lo tanto a partir de ahí, los problemas que surjan deben verse como problemas que tienen 2 ciudadanos cualesquiera.

    Ahora lo que dije antes no quiere decir que si eres cercano a la persona maltratada, no puedas darle tu opinión y decirle que cuenta contigo, ni tampoco quiere decir que el gobierno no deba apoyar a esta persona maltratada (hombre o mujer) cuando busca apoyo psicológico o cuando busca apoyo para salir de una relación, a través de albergues y ayuda para que pueda independizarse; pero el gobierno nunca debe tomar posiciones revanchistas, eso sólo complica enormemente los problemas e incrementa la violencia.

    También hablas del homicidio por celos y alcohol; bueno el crimen pasional me parece un crimen entendible pero obviamente no aceptable, creo que ningún homicidio es justificable, pero sí me parece pernicioso pensar que este tipo de homicidio es especialmente grave; resulta irrelevante que mueran más mujeres que hombres por esta causa, también mueren más hombres que mujeres por violencia social y eso no implica que por eso sea más grave matar a un hombre en la calle que a una mujer; al final de lo que se trata es de hacer leyes que disminuyan al máximo la muerte de seres humanos, pero guardando las proporciones y aceptando con naturalidad la realidad de que ningún tipo de homicidio es erradicable.

    Por cierto, los crímenes pasionales sólo a veces están relacionados con una visión muy tradicional de la mujer (en la que hay subordinación de la mujer al hombre), en la mayoría de los casos no es así; es por eso que no es contradictorio que los países escandinavos, que supuestamente son los más igualitarios, tengan los primeros lugares en la cantidad de crímenes pasionales del mundo, y es un mito que eso se debe a los migrantes, la mayoría de los que cometen esos crímenes son escandinavos.

    Más adelante dice “El problema de la violencia de género no son esos 700.000 hombres que maltratan ni los 70 que matan, el problema de la violencia de género es el machismo que los alimenta a todos ellos y al resto de la sociedad.”
    A ver, aquí hay un problema respecto a lo qué significa machismo y por qué se supone que está atrás de 70 muertas o 700.000 maltratadas. Y lo digo porque como ya explique antes, para asesinar a una mujer no necesitas creer que es inferior, ni tener la obsesión de controlarla; alguien puede matarla simplemente porque se siente herido y es vengativo en una relación en la que no existen los roles de género...

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  2. ...También es un error relacionar el maltrato con la subordinación tradicional de la mujer, es decir hay casos en los que se dan ambos, pero esto no tiene que ser así; puede haber maltrato en una relación 100% igualitaria y puede no haber maltrato en una relación 100% tradicional. Además hay otro problema en relación a cómo se define el maltrato, porque puede haber algo que para en un tipo de pareja sea maltrato y para otro tipo de pareja no. Es más, puede haber parejas para las que los golpes no sean maltrato, como sucede con las parejas sádico-masoquistas. Al final de cuentas todos los tipos de relación son válidos siempre que haya aceptación de parte de ambos de lo que representa la otra persona y su relación.

    Más adelante en el texto dice: “aunque todos persiguen lo mismo: controlar a las mujeres para que no se salgan del guion establecido, corregirlas cuando consideran que se han desviado de sus dictados, y castigarlas cuando la desviación alcanza cierta gravedad”

    Cómo dije antes, sólo una parte de esas 700.000 maltratadas y las 70 muertas fueron pareja de un hombre que piensa como tú describes y decir lo contrario es mentir; lo que es más, hay hombres que piensan cómo tú describes y que no maltratan a su pareja, porque cuando la mujer tiene la mentalidad complementaria a lo que tú expones y el hombre no es abusivo, no puedes esperar que haya más maltrato del que hay en una familia de padres a hijos cuando los padres no son abusivos, porque en alguna medida, el tipo de relación que describes, es parecida a la relación que hay entre padres e hijos.

    Y cómo ya me cansé, no te voy a seguir citando; sólo quiero terminar de forma contestataria a uno de los mitos en los que se construye el feminismo.

    Si tenemos una visión global no es correcto decir que la mujer estuvo discriminada en el pasado; tanto el hombre como la mujer tenían un rol que cumplir y eso tenía tanto ventajas como desventajas para cada uno. Tal vez había mujeres que recibían malos tratos de sus esposos, pero también había hombres que recibían malos tratos de sus patrones o de compañeros de trabajo. Y grandes injusticias han habido tanto para hombres como para mujeres. Al final el que un modelo funcione no depende ni si quiera de la igualdad o la equidad, depende exclusivamente de que exista un balance o un equilibrio.

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